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martes, 27 de enero de 2015

El noreste de EE UU amanece paralizado por la nieve

El noreste de Estados Unidos amaneció este martes completamente paralizado, después de que las autoridades de los Estados de Nueva York, Connecticut y Massachusetts decidieran adoptar medidas preventivas extremas que llevaron a prohibir la circulación durante toda la noche y a suspender el transporte público para facilitar las labores de los servicios de emergencia. La tormenta resultó ser menos fuerte de lo previsto en la gran metrópoli neoyorquina, por lo que se espera que para medio día vuelva todo a la normalidad.
La tempestad de nieve que azotó la pasada noche la región, y que afectó a 38 millones de residentes a su paso, dio lugar a una estampa insólita la pasada noche en la frenética Nueva York, convertida durante horas en una ciudad fantasma. La isla de Manhattan quedó aislada, con las calles vacías y dominadas por un silencio roto por las palas de los quitanieves. Un contraste en pocas horas con las largas colas que se formaron la víspera en los supermercados para hacer acopio de alimentos.
El lunes, la hora punta de vuelta a casa se anticipó al almuerzo, antes de que los túneles, puentes y autopistas quedaran cortados al tráfico en previsión de la temida tormenta Juno. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, se apresuró por levantar la prohibición a la circulación a las 7.30 de la mañana local, tras casi nueve horas de bloqueo total. "Prefiero prevenir que curar", dijo.
El servicio en la red de metro de la ciudad de Nueva York, el mayor del país, estuvo suspendido hasta la 9 de la mañana, hora local, e irá tomando poco a poco el ritmo conforme avance la jornada. Tampoco circularon autobuses ni trenes de cercanías, aunque el retorno a la normalidad debería ser rápido, porque la nieve que se esperaba iba a acumularse no llegó a ser tanta ni la ventisca.
El sistema de trenes debería operar al 60% de la capacidad para medio día, como en un domingo. Cuomo explicó en rueda de prensa que la apertura al tráfico se está haciendo de forma coordinada con los estados vecinos. En Nueva Jersey, la prohibición se levantó media hora después mientras que en Connecticut se hace por partes. Aún así, pidio máxima prudencia si se debe viajar.
El dinero nunca duerme, como dicen en la capital financiera. Wall Street, de hecho, mantuvo el plan de abrir a la hora habitual y operar con normalidad, aunque la actividad al arranque de la sesión será muy baja como en la víspera. En función de cómo se vayan levantando las restricciones impuestas al tráfico y se retome el servicio de metro, la economía de la ciudad irá cobrando vida.
Las primeras proyecciones hablaban el domingo de que Nueva York podía haber quedado sepultada en una noche con hasta 90 centímetros de nieve. Con esa precipitación se superaría cómodamente el récord actual, que data de 2006, cuando se registraron 68 centímetros en Central Park. Las estimaciones se rebajaron durante la noche, hasta quedar en menos de la mitad.
Los tres aeropuertos de Nueva York seguían a la espera de ver cómo evolucionaban las condiciones meteorológicas para volver a operar, tras cancelar 6.000 vuelos en la víspera. Lo que quedó claro es que Juno no estará entre las diez mayores tempestades de nieve que azotaron el área metropolitana neoyorquina. Se espera que se acumule una capa de nieve inferior a los 20 centímetros.
Cuomo admitió lo evidente al ver las cantidades finales: "es mucho menos de lo anticipado". También señaló que las autoridades se guían por las previsiones que le dan los servicios de metereología. Sí justificó la prohibición a la circulación dicendo que las carreteras se pudieron limpiar con más rapidez y de forma efectiva por el hecho de que no había coches entorpeciendo.
Tampoco la nevada que traía Juno fue tan severa como se esperaba en Boston, con una acumulación de nieve que llegaba a los 30 centímetros en algunas zonas de Massachusetts mientras la tormenta se desplazaba hacia el norte. Es una cantidad similar a la que se vio en el extremo de Long Island, donde el golpe del frente se sintió más fuerte que en Nueva York.
El hecho de que la nevada cayera de durante la noche hizo la gestión de la crisis más fácil. El impacto económico de las inusuales medidas preventivas adoptadas dependerá de la rapidez con la que su vuelva a la normalidad a lo largo de la jornada del martes. La tempestad Sandy hace dos años llevó a las autoridades a anticipar estos eventos, para prevenir un colapso mayor.