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domingo, 9 de noviembre de 2014

Com s'imaginen #unpaísnormal els catalans de diferents orígens?

Un total de 1.142.910 personas han votado hasta las 13.00 horas

Un total de 1.142.910 personas hasta las 13:00 horas de los 5,4 millones de catalanes mayores de 16 años (21%) que tienen derecho a votar en este 9N. La consellera de Governació Joana Ortega ha comparecido desde el centro de control de datos electorales situado en la Fira de Barcelona para dar cuenta de cómo se está desarrollando la jornada. La mayoría de los participantes son de Barcelona, que llegan a cuadruplicar los de las otras zonas más pobladas de Catalunya, como la Catalunya Central o Girona.
Por territorios, la participación se distribuye así: en Barcelona, han participado ya 693.914 personas; en la Catalunya Central, un total de 112.770; en Girona, 142.707; en Lleida, 64.291; en Tarragona, 82.747 y en las Terres de l'Ebre: 33.092.
Sin entrar a valorar los datos desde un punto de vista político, la dirigente ha señalado que los 1.317 locales con 6.695 mesas acogen el proceso de participación que "hoy celebramos" con "absoluta normalidad". Según la dirigente, la jornada está transcurriendo "desde el primer momento" con esta tónica y los voluntarios realizan sus labores "sin incidencias" para que "miles de ciudadanos" puedan participar de manera libre para manifestar su opinión sobre el futuro político de Catalunya.
Al establecer posibles comparativas entre anteriores elecciones y el proceso participativo de este domingo, hay que tener presente que este 9N votan los catalanes mayores de 16 años -en el resto sólo lo hacen los mayores de edad- y que no hay un censo definitivo, aunque la cifra que se baraja es que están llamados a participar unas 5,4 millones de personas.
En 2012, en los comicios autonómicos adelantados, a las 13.00 horas la participación fue del 29,43% -547.295 electores de los 5.413.868 llamados a las urnas- y al final de la jornada, el número de votantes se situó en los 3.668.310, un 67,76%.
En el último referéndum que se hizo en Catalunya, el del Estatut del año 2006, a las 14.00 horas había votado el 20,68% del censo -1.075.957 de 5.310.103 ciudadanos llamados- y el porcentaje final de participación fue del 48,85%, 2.594.167 electores.
En las últimas elecciones generales de otoño de 2011, a las 14.00 horas el número de participantes fue del 35,55% -1.867.161 de 5.396.341 convocadas- y la cifra final de participación se situó en 3.510.353, el 66,83%.
En las últimas europeas, las de junio de 2014, marcadas por el debate soberanista, el porcentaje de participación que se registró en Catalunya a las 14.00 horas era del 25,26%, y al final de la jornada acudieron el 47,63% de los votantes, 2.527.040 personas.
Minutos después de conocerse los datos, el Gobierno hizo saber que "no da ninguna validez" a las cifras de participación facilitadas por la vicepresidenta y recuerda que la jornada "carece de cobertura legal, así como de mecanismos de control". El Gobierno ha recordado que la jornada "carece de cobertura legal" y ha subrayado que tampoco existen "mecanismos de control" de las votaciones.




Sidney, primera ciudad en abrir las urnas en el 9N

El primer catalán ya ha votado este 9N en Sídney. Las urnas están ya preparadas en los puntos más orientales del planeta para que los catalanes en el extranjero que lo deseen puedan votar en el proceso participativo.
A primera hora de la mañana, y con 10 horas de diferencia con Catalunya, los ciudadanos catalanes residentes en Australia se han desplazado hasta Sídney para depositar su voto este 9N en la urna para expresar su opinión sobre el futuro político de los catalanes.
Tras la ciudad australiana, las siguientes ciudades en abrir los puntos de participación fueron Tokio y Hong Kong. En todo el mundo, unos 5.500.000 catalanes podrán votar en la consulta alternativa planteada por Artur Mas, después de que el Gobierno de España impugnara y el Tribunal Constitucional suspendiera la consulta planteada en un primer momento, basada en la ley de Consultas aprobada por el Govern de Catalunya. El TC, además, también suspendió el nuevo 9N.
Catalanes en el extranjero
Los 220.000 catalanes residentes en el extranjero podrán votar este 9 de noviembre en un total de 19 países distribuidos en todos los continentes del mundo salvo el africano: ocho en el europeo, ocho en el americano, dos en el asiático y uno en Oceanía.
Fuentes del Govern admiten que el número de catalanes que viven fuera es muy variable e indeterminado pero añaden que, tras la suspensión de la consulta inicial en la que tenían que registrarse para poder votar -lo hicieron unos 2.500-, este trámite ahora no es necesario, por lo que se ha multiplicado los que lo podrán hacer.
La lista de puntos habilitados para votar, que puede consultarse en la web participa2014.cat, precisa que son las cinco delegaciones que el Govern tiene en el exterior, y el resto son sedes de Acció, la agencia para la competitividad de las empresas catalanas.
El Govern tiene delegaciones en el extranjero en París, Berlín, Bruselas, Londres y Nueva York, y los locales de Acció a los que se podrá acudir son Buenos Aires, Tokio, Sydney, Montreal, México D.F, San José, Bogotá, Hong Kong, Sao Paulo, Copenhaguen, Milán, Santiago de Chile, Perpignan y Andorra la Vella.
En total, 275 voluntarios catalanes que residen fuera se han apuntado para colaborar en todo lo que sea necesario el 9N, y todas las mesas de voto enviarán los sobres a Barcelona al final de la jornada para que sean contabilizados. E
n este proceso no habrá voto por correo, y los que tampoco podrán votar son los catalanes que residen en el resto de España, algo que se descartó por cuestiones de complejidad jurídica y operativa, y por ello no hay ningún local de participación ubicado en el resto de autonomías.
Sí lo podrán hacer los catalanes que viven fuera de España pero quieran votar en Catalunya el 9N pese a no tener un DNI en el que conste un municipio catalán, y para ello se ha habilitado el Palau Robert en la capital catalana.
Quién y cómo participar
Podrán participar en el 9N los catalanes que estén en el extranjero que presenten un DNI donde conste la dirección de residencia en un municipio catalán, o bien siempre que presenten el DNI o pasaporte español vigente con el comprobante de inscripción en el Registro de catalanes en el exterior o el Certificado del padrón de españoles residentes en el exterior (PERE) en que se recoja la adscripción territorial en Catalunya.

Los catalanes que vivan en Estados de la UE y en otros que formen parte del Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo y Suiza también podrán votar si presentan el DNI o el pasaporte vigente acompañado del Certificado de registro de ciudadanos de la UE, donde hay el número de identidad de extranjero y la dirección de residencia en un municipio catalán.
En relación a los que vivan en terceros estados, deberán participar con el pasaporte vigente junto con la Tarjeta de Identidad de Extranjero (ITE) vigente, donde consta la dirección de residencia en una población de Catalunya.



¿Cuántos votos necesita el independentismo para considerar un éxito el 9N?

No hay duda: "cuántos" es la única pregunta importante en el proceso participativo que se celebra hoy tras un accidentado itinerario institucional. Y es la única pregunta importante porque la respuesta que se registre a partir de las 20 horas puede acelerar o, por el contrario, ralentizar el atribulado calendario político.

Desde luego, la interpretación de los posibles resultados no ofrece grandes dificultades. Una participación por debajo del 25% del censo electoral -menos de 1.400.000 ciudadanos- constituiría un fracaso para un movimiento soberanista que se venía jactando de haber sacado a las calles a más de un millón y medio de personas con motivo de la Diada. Y supondría, además, un pésimo augurio para las opciones electorales de las candidaturas independentistas en unas elecciones catalanas centradas en la relación entre Catalunya y España.

En cambio, una movilización de entre el 30% y el 35% del censo electoral -o entre un millón y medio y dos millones de ciudadanos en edad de votar- se limitaría a ratificar el actual carácter de minoría determinante del bloque soberanista, capaz de ganar las elecciones autonómicas, pero sin la mayoría absoluta de los votos. No hay que olvidar que en los comicios de noviembre del 2012, los partidos soberanistas (CiU, ERC o la CUP) lograron 1.781.000 papeletas y la mayoría absoluta de la Cámara catalana, pero no sumaron el 50% del sufragio emitido. No parece, por tanto, una base lo bastante sólida como para emprender la siempre compleja aventura hacia la independencia. Otra cosa es si el inmovilismo constituye una política viable en semejante escenario.

En definitiva, una movilización durante la jornada de hoy por debajo de los dos millones de personas tendería a congelar la correlación política actual -mayoría absoluta en el Parlament, pero no en las urnas- y a introducir un visible grado de incertidumbre sobre las posibilidades de lograr una rotunda victoria soberanista en unas elecciones autonómicas de alta participación, como podrían ser unos comicios con aroma de plebiscito sobre el encaje de Catalunya en España. 

Las expectativas, sin embargo, cambiarían radicalmente si el movimiento soberanista lograra movilizar hoy a más de dos millones de ciudadanos (o a alrededor del 40% del censo electoral). Semejante cifra de potenciales votantes (si, además, hubiesen apostado por la independencia en la consulta informal) supondría más de la mitad de los electores en unos futuros comicios de alta participación (por encima del 70%). Es decir, en esa futura cita con las urnas las tesis independentistas cosecharían un respaldo de partida superior al 50% de los votos emitidos, en paralelo a la mayoría absoluta que sus partidarios lograrían en el Parlament. Y eso suponiendo que todos los que votasen en esos comicios futuros y no lo hubiesen hecho el 9-N, lo hiciesen entonces contra la independencia.


Finalmente, cualquier cifra de participantes que proyectase un voto afirmativo a la secesión por encima del 40% del censo electoral -en torno a dos millones y medio de votantes- convertiría en irreversible el proceso independentista. Y eso ocurriría incluso en el supuesto de una participación récord del 80% en unos comicios autonómicos o en un eventual referéndum. De hecho, una tasa de participación semejante no se registra desde 1982, en las llamadas "elecciones del cambio", tras la intentona golpista del 23-F. Los dramáticos comicios del 2004, aunque marcados por los brutales atentados de Madrid y la contestada política de Aznar, movilizaron en Catalunya al 77% del censo. 

Es verdad que en los referéndums soberanistas de Escocia o Quebec la participación superó de largo el 80%. Pero se trató de una participación calculada sobre los previamente inscritos en el censo electoral, que allí no es un registro automático ni reúne, como en el caso español y catalán, a la totalidad de los ciudadanos en edad de votar.