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jueves, 4 de septiembre de 2014

Cómo se cura la calvicie en Hollywood

La mayor pesadilla estética de los hombres es también la situación más común del mundo: las coronillas se despueblan y las entradas aumentan. Ocurre en la ciudad en la que esté leyendo estas líneas como ocurre en el otro extremo del mundo. Y ocurre también en la ciudad que más depende de la imagen de todo el mundo: Los Ángeles, donde la apariencia de uno puede hacer o deshacer una carrera multimillonario. En Hollywood, los actores recurren a las cremas, inyecciones e injertos para que el público no note que el tiempo también pasa por sus cabelleras. Matthew McConaughey sigue un tratamiento con varias lociones y champús que cuesta entre cien y 250 euros mensuales; Jeremy Piven (El séquito, o Ellen) invirtió 9.000 dólares en trasplantarse su propio cabello (unos 6.800 euros); y Jon Cryer (Dos hombres y medio) opta por pintarse la calva con “algo parecido al betún” (sic) para después espolvorearla con microfibras de queratina en lo que el propio actor definió como “una elaborada ilusión”.
Entre los sitios preferidos por las estrellas para poner remedio a la alopecia está la clínica del doctor Peter Goldman en Los Ángeles. “En los setenta lo importante era estar moreno. Ahora, parecer más joven de lo que eres es el nuevo bronceado, y parte de eso es tener una buena melena”, comentaba un director de cine y televisión, cliente de Goldman, para un rotativo local de Los Ángeles. En este centro de Los Ángeles, que tiene tres meses de lista de espera y en el que cada visita cuesta unos 300 dólares (unos 230 euros), se utilizan tratamientos cuya base son la finasterida y el minoxidil.
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En España un tratamiento con finasterida, que se suministra por vía oral, puede costar unos 35 euros al mes y uno con minoxidil, que se aplica superficialmente, unos 25 o 30 euros para dos o tres meses. El doctor Grimalt asegura que la efectividad de cualquier otro tipo de solución no ha sido demostrada científicamente. En nuestro país el 50% de la población masculina padece alopecia a los 50, y este porcentaje aumenta un 10% con cada década que pasa.
El doctor Ramón Grimalt, profesor de dermatología de la Universidad Internacional de Cataluña y coordinador del grupo de Tricología de la AEDV, aclara que la caída del cabello no significa que se padezca alopecia androgénica, la forma más común que supone el 95% de los casos y está relacionada con factores genéticos y hormonales. “En esta época del año a mucha gente se le cae el pelo pero es simplemente que se está renovando de manera natural”, explica Grimalt. Por lo tanto, lo importante es comprobar que el pelo que se cae vuelve a crecer.
Woody Harrelson, protagonista de 'True Detective', o las virtudes del peluquín /CORDON PRESS
Si lo suyo no son los ungüentos la tercera y última opción, en lo que a tratamientos médicos se refiere, es el autotransplante. El procedimiento consiste en tomar folículos pilosos (unidades que reúnen de uno a tres cabellos) y volver a transplantarlos en otra zona de la cabeza. Está técnica no suele valer en casos de alopecia muy avanzada y sus resultados dependen, en gran medida, de la pericia del cirujano, de ahí que los precios de este tratamiento sean tan variables. En Beverly Hills el doctor Ronald Moy le cobraría entre 4.000 y 9.000 euros (unos 3.000 y 6.800 euros) por la intervención. No solo los actores escogen esta opción. Son bien conocidos los casos de futbolistas como David Beckham y Wayne Rooney o los cantantes Robbie Williams y Bono.
Hay soluciones para todos los gustos. Desde los tratamientos médicos, pasando por las lociones milagrosas con las que Matthew McConaughey asegura tener el pelo más sano que a los 20 años, hasta la opción de Vin Diesel de tatuarse el cuero cabelludo por un precio de entre 2.000 y 8.000 euros la sesión. El doctor Grimalt insiste en que es importante estudiar cada caso y que no porque exista un tratamiento quiere decir que haya que usarlo. “Nuestra felicidad no debe depender de la alopecia”, concluye el profesor.

¿Cuánto tiempo hay que esperar para ducharse después de hacer deporte?

Cuando comenzamos cualquier actividad física, no solo deportiva, la temperatura corporal aumenta y el organismo debe controlarla. La sudoración en sí misma no es otra cosa que uno de los principales mecanismos de regulación de nuestra temperatura. Cuanto más elevada es ésta, más tiene que trabajar nuestro cuerpo para mantenerse estable. El tiempo que debe transcurrir desde que terminamos la práctica deportiva hasta que podemos ducharnos depende de varios factores: la temperatura externa, la intensidad de la práctica deportiva y los condicionantes genéticos de cada persona que determinan la propia sudoración.
Analicemos estos factores.
  • La temperatura externa. A mayor temperatura, la transpiración también será mayor. El cuerpo comienza a controlar la temperatura expulsando calor a través de la piel en forma líquida, lo que llamamamos sudor. En temperaturas ambientales, bajas aunque podemos tener la sensación de estar 'menos mojados' o incluso secos, sigue existiendo el control de la temperatura corporal.
  • La intensidad de la actividad. A mayor intensidad, mayor transpiración. No sudamos lo mismo cuando corremos de forma intensa que cuando caminamos pausadamente, aunque la temperatura siempre tiende a elevarse y nuestro organismo a controlarla.
  • Los condicionantes genéticos de control. Hay personas que sudan con mucha facilidad, incluso con una intensidad de trabajo muy ligera. Esto es debido a “cómo venimos de serie”, a las cualidades de nuestro organismo. Estas pueden ser modificadas por hábitos como la nutrición o el entrenamiento, que logra que todos los sistemas de control funcionen de forma eficaz. Es muy habitual que los deportistas comiencen a sudar rápidamente. La temperatura sube muy poco y el organismo es muy eficiente manteniéndola donde debe estar.
Entonces, ¿cuándo me pongo bajo el grifo?
Si nos duchamos en tiempo muy próximo a la actividad deportiva, saldremos de la ducha y seguiremos sudando, sobre todo en ambientes más cálidos. Sin embargo, si esperas demasiado tiempo en climas frescos podemos resfriarnos. Así, conviene esperar hasta que notemos que la transpiración ha cesado, especialmente en verano y climas muy húmedos. Y ducharse inmediatamente después.
En ambientes más fríos, mi recomendación es que espere este tiempo con una nueva camiseta, especialmente si ha entrenado con prendas de algodón. Así no corre riesgo de sufrir un enfriamiento.
Si se duchas con agua muy fría, en lugar de cortar el sudor se producirá el efecto contrario: sudará un poco más. La piel se enfría en exceso y el organismo envía calor para mantener la temperatura. ¿Lo ideal? Agua tibia para comenzar; después, elija la temperatura que le agrade.

En definitiva, siga estas pautas:

1. Use ropa técnica (el algodón no es lo mejor) que evite la condensación. Le mantendrá más seco y con la temperatura adecuada.
2. Si usa algodón, lleve una prenda de cambio para cambiarla al terminar la actividad.
3. Espere un tiempo adecuado a que el ritmo de sudor haya disminuido antes de ir a la ducha. Cada persona necesita un periodo diferente.
4. Durante la práctica deportiva, beba cada quince minutos aunque no tenga sed un vaso pequeño de agua, o bebidas con sales minerales. Le ayudará a recuperar lo perdido y que el proceso de sudoración sea el correcto. Si el cuerpo no tiene agua que evaporar no es capaz de regular la temperatura y podría subir de forma peligrosa.
5. Siga hidratándose al terminar.
6. En verano, evite hacer deporte durante las horas más calurosas del día aunque siga todos los consejos anteriores.
*Marcos Flórez es entrenador personal y fundador deestarenforma.com.
Información elaborada con la aportación técnica de Antonio García Laespada, del departamento de Termodinámica de la Universidad Politécnica de Valencia.