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lunes, 5 de mayo de 2014

GARBANZOS CON TXISTORRA

Los rebeldes sirios ultiman la retirada de Homs tras rendirse

Los rebeldes ultiman la retirada de Homs, la tercera ciudad siria, símbolo de la resistencia contra el régimen de Damasco. Los leales al presidente Bachar el Asad y los opositores negocian los pormenores de la entrega de todas las bolsas insurgentes en la parte vieja de Homs. El acuerdo del pasado viernes daba dos días de alto el fuego para tratar la retirada de las milicias rebeldes hacia posiciones al norte de la ciudad. A cambio de dejar Homs sin sufrir represalias, los rebeldes accedieron a liberar prisioneros y a entregar el control de todo el casco antiguo. El gobernador de la provincia, Talal el Barazi, anunció el lunes que “la aplicación de la iniciativa [de retirada] comenzará en las próximas 48 horas, según se desarrolle la situación”.
En declaraciones a la agencia France Presse, El Barazi auguró además que si “las cosas van bien, la iniciativa se completará con rapidez”. El acuerdo contempla que abandonen Homs unas 2.250 personas entre milicianos rebeldes, civiles y heridos. El régimen de El Asad se dice dispuesto a permitir su salida en autobuses
Según publicó el lunes el diario árabeAsharq Al Awsat, la negociación entre el régimen y los rebeldes de Homs incluye la excarcelación de decenas de presos por parte de los diversos grupos opositores. Quedarán así en libertad decenas de miembros de la milicia chií Hezbolá, que apoya a El Asad. Fuentes diversas hablan de decenas ciudadanos iraníes y libaneses, así como de un asesor militar ruso retenido por el islamista Frente Islámico sirio desde el pasado diez de abril. En total, unas setenta personas. La opositora Coalición Nacional Siria asegura en un comunicado difundido en la madrugada del lunes que “el trato [alcanzado en Homs] demuestra que el régimen de El Asad es una marioneta controlada por Irán”. Teherán, Rusia y los chiíes libaneses de Hezbolá apoyan a El Asad en la guerra civil.
Homs ha sido uno de los símbolos de la rebelión contra El Asad y de la resistencia opositora ante la ferocidad del Ejército que la cerca desde hace dos años. El Ejército del Gobierno castigó la ciudad rebelde casi desde el comienzo de la contienda en 2011. Primero, machacándola con artillería pesada. Después envió allí a sus tropas más leales y cortó los suministros de alimentos. La constante presión parece estar a punto de doblegar a los rebeldes al precio de una carnicería de civiles. El acuerdo alcanzado entre las partes también contempla la apertura de algunas vías de suministros que alivien la situación en otras zonas rebeldes, como la ciudad norteña de Alepo.
Allí prosiguen los combates entre opositores y soldados del régimen. La pasada semana, los insurgentes atacaron posiciones gubernamentales en distintas partes del país con morteros y bombas. Solo en Homs murieron más de 50 personas en un doble atentado perpetrado el pasado martes.
La caída definitiva de Homs sería un espaldarazo para el régimen, que en un alarde de confianza bélica ha convocado unas elecciones presidenciales para el próximo 3 de junio. Nadie duda de que El Asad se proclamará vencedor aunque, a diferencia de los comicios previos en 2000 y 2007, esta vez se hayan presentado otros candidatos además del presidente hereditario. Hafez y Bachar el Asad, el padre primero y ahora el hijo, han ganado todas las elecciones celebradas en siria desde 1971, siempre con resultados próximos al 100%. Cuesta imaginar cómo podrían desarrollarse unos comicios limpios en medio de una devastadora guerra civil que ya ha matado a más de 150.000 personas y dejado sin techo a entre de seis y nueve millones de sirios.

Más de 50 muertos en los enfrentamientos entre islamistas

En los últimos días se han recrudecido los combates entre facciones rebeldes en el este del país. En las zonas anexas a la frontera con Irak se está librando una guerra paralela entre poderosos grupos islamistas que aspiran a controlar el petróleo y las materias primas de la región. Por un lado pelean los islamistas del Frente al Nusra, que es la franquicia de Al Qaeda en Siria, junto a sus aliados. Se enfrenta al todavía más radical y violento Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), conectado con grupos islamistas iraquíes.
Según la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), afín a los insurgentes, este lunes murieron 58 personas en estos enfrentamientos fratricidas. Los combates continúan pese a la llamada a la reconciliación entre islamistas lanzada el pasado viernes por el líder de Al Qaeda Aiman al Zawahiri.
Las luchas entre islamistas radicales, en teoría unidos en la oposición a El Asad, ya han matado a 4.000 personas. El OSDH asegura, además, que más de 60.000 han tenido que abandonar sus casas en las regiones orientales para escapar del frente donde se combaten los opositores.