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domingo, 3 de noviembre de 2013

ISIDORO CAÑONES - Película completa






TELEQUINESIS...BUENISIMO !!!!

QUE SE SEPA QUIEN ES MARIANO RAJOY


Ilusion optica en el Baile

Dinosaurio T-REX.

Camara oculta : un ciego con suerte

Con profesoras como esta... Sesión de entrenamiento en la terraza

Los Inventos De Da Vinci: Carros Con Guadañas

MATRIMONIO Factores de predicción de la durabilidad

"Lo poco que conozco del matrimonio procede de lo mucho que sé del divorcio", dijo en alguna ocasión el conocido productor de cine estadounidense David Brown. Por mucho que pasen los años, y la cultura se extienda abriéndose a otras alternativas de ver y sentir la vida en pareja, aún no se ha conseguido una fórmula mágica que augure para siempre la felicidad y/o perdurabilidad de un matrimonio. Sin embargo, existen algunos factores predictores, que aunque nunca con total seguridad, pueden anunciarlo.
Por ejemplo, desde el año 2007, en España se ha producido un descenso de matrimonios y divorcios del 21% y 17% respectivamente y un claro porqué de estos datos es la difícil situación de crisis que atravesamos en los últimos tiempos. Pero sin duda, para que un matrimonio ponga el cartel de fin, hay otros muchos culpables.

Factores que llevan al fracaso

Según un informe de la Asociación Americana de Psicología (APA), refiriendo a datos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de EEUU, los factores predictores que pueden anunciar un fracaso conyugal son los siguientes: el origen sociocultural, el nivel educativo, la edad a la que se contrae matrimonio, el momento en que se decide ser padre o la existencia de problemas económicos.
"El matrimonio es un tercero que ambos miembros tienen en común, y necesita del continuo cuidado de ambos. Además, tiene su propio ciclo vital (las diferentes etapas por las que pasa el matrimonio que son diferentes según las necesidades del momento), que se tiene que ajustar al ciclo vital propio e individual de cada miembro de la pareja", asegura a EL MUNDO Eduardo Torres, director de la Unidad de Familia del centro psicológico 'Instituto Centta' de Madrid. Por tanto, la pareja debe ir adaptándose a cada etapa y entender los cambios que cada una demanda, si no surgirán problemas.
Los conflictos que pueden aparecer dentro de una pareja como consecuencia de la diferencia sociocultural y/o educativa, explica el experto, afectan al esqueleto de la pareja. Esto es, los problemas pueden venir cuando el concepto de marido y de mujer que tienen ambos miembros es diferente. Por ejemplo, "hay culturas muy machistas, y el machismo suele estar asociado a un nivel educativo bajo".
Según el especialista, al formarse la pareja hay un reparto de poderque se espera equilibrado, pero si un miembro de los dos toma el rol de dominante, pueden surgir problemas. "Cuando los problemas de pareja son estructurales lo normal es que se acabe rompiendo", afirma. Pero esto, no quiere decir que por ser de un nivel educativo diferente o de dos culturas distintas no pueda fundarse un matrimonio, pero "las exigencias comunicativas, negociaciones o renuncias a nuestros esquemas mentales son mucho mayores ya que serán mucho mayores nuestros choques o conflictos", aclara.
Por otro lado, hay que tener en cuenta también la edad en la que se hayan dado el sí quiero. En caso de hacerlo muy jóvenes, explica Torres, el ciclo vital individual entra en conflicto con el ciclo vital de la pareja, ya que el objetivo de una persona joven (aprender, encontrar un trabajo, conocer gente) dista mucho de las necesidades de un matrimonio, como la crianza de los hijos. "Si ambas chocan pueden generar problemas", apunta.
Otro de los factores, son las cuestiones económicas, ya sea por escasez o incluso en las diferencias que puedan surgir a la hora de manejar la economía matrimonial. "La crisis es un agente contextual muy poderoso que obliga a todas las parejas a adaptarse y afecta de forma directa a la manera de relacionarse", lamenta. Además de ser uno de los factores que está retrasando la edad de contraer matrimonio, conmoviendo de esta forma al ciclo vital, también afecta a la estructura: "Si hay problemas económicos, el matrimonio tiene que volcarse en solucionarlos de cara a establecer un proyecto común y eso conlleva ciertos sacrificios: horas extras, modificar expectativas, ahorrar, etc.", expone.

Comunicación, proyectos y sexo

Pero pese a todos estos factores, cada pareja es un mundo, y hay matrimonios que duran hasta que la muerte nos separe y otros que más tarde o más temprano pondrán su punto final. En terapia, reconoce Torres, te das cuenta de que parejas con todo en contra salen adelante, y que parejas con todo a favor, no. Realmente, no existen recomendaciones para un matrimonio perfecto, pero si claves para tener una buena salud marital.
Las relaciones sexuales y todo lo que conlleva son indispensables dentro de la pareja. Entender una sexualidad amplia, jugar, romper con la monotonía y entender que cada etapa, también en el sexo, es diferente. También, tal como asegura Silvia Cintano, directora de la Unidad de Sexualidad del mismo centro, puede ser tanto un síntoma como una causa. Por eso, dice, "es importante la comunicación entre ambos, que es lo fundamental de todo".
La transparencia, el no evitar los conflictos, hablar aunque a veces sea doloroso y resolverlos. "Toda discusión que no se cierre, se guarda y sirve de metralla para el siguiente encontronazo", comenta. El conflicto es lo normal, el conflicto es sano, la discusión es el camino para crecer y avanzar y "mostrar opinión o emociones, es lo que garantiza que estoy en un matrimonio donde puedo expresar lo que pienso y lo que siento. Pero igual de importante es discutir, como resolver el problema", insiste Torres.
Y por último, tener un proyecto de vida en común: "Un proyecto vital en pareja, aunque en este haya algunos desencuentros, tiene más posibilidades de alcanzar felicidad ". Además, concluye el experto, "esto es sinónimo de pertenencia, de sentirte partícipe a lo que los dos tenemos hace que mantengas la ilusión y las ganas de compartir tus esfuerzos para conseguirlo".

El ingeniero de Hitler que hizo posible la conquista de la Luna

Esta sección relata la fascinación del ser humano por el Cosmos, desde la astronomía primitiva de la Prehistoria hasta la conquista del espacio en el mundo actual.
En el otoño de 1918, Adolf Hitler, que servía a su país como soldado en el frente de Flandes, sufrió un ataque a manos del Ejército británico con una tecnología terrible y entonces novedosa: el gas venenoso. Años después, en septiembre de 1944, Hitler era el autoproclamado Führer de Alemania y dominaba buena parte de la Europa continental, pero sus esperanzas de ganar la guerra pasaban por el éxito de una tecnología contra la que sus enemigos apenas podían presentar resistencia: los cohetes de larga distancia V2, que habían comenzado en esas fechas a bombardear Londres. Wernher Von Braun, responsable de este programa, compartía el entusiasmo de la cúpula nazi por la tecnología de vanguardia, pero no era tan optimista respecto a las posibilidades bélicas del Tercer Reich.
El joven científico, más preocupado por su sueño de llegar al espacio que por la agonía de un régimen criminal y delirante, tuvo el buen juicio -y la frialdad- de anticipar la derrota. Sabía, además, que tanto los soviéticos como los estadounidenses ansiaban sus conocimientos y pujarían por hacerse con sus servicios, por lo que nada le obligaba a afrontar el aciago destino que aguardaba al Führer y sus hombres.
La Unión Soviética, en virtud de las decisiones tomadas en la Conferencia de Postdam, sería la potencia encargada de tomar el control sobre las áreas de producción de los cohetes, pero Von Braun logró antes burlar a las SS y entregarse a las tropas norteamericanas junto a varios de sus colaboradores y todos los documentos que pudo coger.
Entretanto, el Gobierno comunista liberó de una condena en un campo de trabajos forzados al mayor experto en cohetes de su país, Sergei Korolev, y lo envió a Alemania para que se encargara de estudiar sobre el terreno la tecnología de los V2. La guerra había terminado y las dos principales potencias del mundo, que pronto se convertirían en acérrimos adversarios, dispusieron desde aquel momento de la capacidad para desarrollar un programa espacial inspirado en los cohetes del Ejército nazi, así como de las dos personas idóneas para dirigir las investigaciones: Von Braun, cuyo pasado al servicio de Hitler se ocultó al público, en Estados Unidos; Korolev, cuya identidad no sería revelada hasta su muerte, en la Unión Soviética. La conquista humana y robótica de la Luna ya sólo era una cuestión de tiempo.
Von Braun enseguida comprendió dos características básicas de la sociedad estadounidense: el poder de la publicidad y la fascinación por la frontera, uno de los principales mitos fundacionales del país. Usó ambos, junto al miedo a la Unión Soviética, para definir un programa espacial a largo plazo, que llevara a la humanidad hasta los planetas y, eventualmente, hasta las estrellas. Los militares no creían sus advertencias de que los comunistas estuvieran desarrollando su propio programa espacial, así que Von Braun decidió presentar sus ideas directamente al público.
Réplica del satélite Sputnik-1. | NASA
Para ello usó revistas como Collier's y, a través de un acuerdo con Walt Disney, la televisión. Su propaganda no sólo convenció a los norteamericanos, sino que también hizo temer a los soviéticos que sus rivales les estuvieran tomando la delantera. Gracias a ello, Korolev obtuvo permiso para crear una base secreta en el desierto de Baikonur, desde donde pudo perfeccionar sus cohetes y, más tarde, lanzar el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik. Con un peso de 83 kilogramos y ningún aparato científico a bordo, la principal consecuencia que tuvo la puesta en órbita de este objeto metálico, el 4 de octubre de 1957, fue despertar la indignación del pueblo estadounidense y el orgullo del mundo comunista, que comenzó a contemplar sus éxitos espaciales como una prueba de la supuesta superioridad de su sistema político frente al capitalismo occidental.
Sólo cuatro semanas después, Korolev se apuntó un nuevo tanto a su favor con el lanzamiento del primer ser vivo al espacio: la perra Laika, que murió al cabo de unas pocas horas en órbita a bordo del Sputnik 2. Los científicos soviéticos esperaban que el animal sobreviviera más de una semana, pero las autoridades ocultaron la muerte prematura del animal -al igual que harían con todos los fracasos que vendrían después- y se apuntaron un nuevo éxito propagandístico.
Pocos días después, Von Braun testificaba ante el Congreso norteamericano que la Unión Soviética podría poner una cabeza nuclear en Washington. El primer intento de lanzar un satélite norteamericano, a lomos de un cohete Vanguard de la Marina,terminó en un sonado fracaso al que la prensa se refirió como "Ooopsnik" o "Kaputnik". Todos daban por hecho que Estados Unidos perdía la carrera espacial, pero también quedó de manifiesto una diferencia fundamental: en este país, el público sí sabía lo que ocurría, lo cual, pese a lo que pensaban las élites soviéticas, no suponía ninguna desventaja.
Tras el fallo del Vanguard, sobre el que ya había advertido Von Braun, llegó el turno de los cohetes que éste había desarrollado con su equipo en el desierto de Nuevo México, construidos a partir de misiles Redstone modificados. Un poderoso modelo denominado Jupiter-C fue el encargado de poner en órbita al primer satélite de Estados Unidos, el Explorer 1, el cual protagonizó el primer hallazgo científico de la era espacial al detectar los cinturones de radiación que rodean la Tierra, llamados cinturones Van Allen.
El motivo de que la Unión Soviética no hubiera descubierto antes estos anillos radiactivos tuvo mucho que ver con el deseo de convertir la exploración espacial en un instrumento al servicio de la propaganda comunista. El Sputnik 3, lanzado unas semanas antes que el satélite norteamericano, estaba preparado para detectar estas partículas, pero la cinta magnética que debía registrar los resultados de los experimentos no funcionó. Korolev sabía que este instrumento iba a fallar y quería retrasar unos días la misión para poder arreglarlo, pero recibió una llamada del premier soviético, Nikita Khrushchev, prohibiéndole que se aplazara el lanzamiento.
El motivo era que al día siguiente se celebraban elecciones en Italia, y los estrategas políticos confiaban en que el Partido Comunista obtendría varios millones de votos más tras este nuevo éxito del programa espacial soviético. Por este motivo, los cinturones de radiación llevan el nombre del científico estadounidense James Van Allen, de la Universidad de Iowa, y no de ninguno de los expertos que colaboraron en el programa Sputnik, que quedaron desolados tras ver cómo sus rivales les habían ganado por la mano y a causa de intromisiones gubernamentales.
El cosmonauta Yuri Gagarin. | E.M.
Aún así, el equipo de Korolev se anotó varios éxitos más: en 1959, dos naves, la Luna 2 y la Luna 3, fueron las primeras en llegar hasta nuestro satélite, y la segunda de ellas envió a la Tierra las primeras fotografías de su cara oculta. El 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin se convirtió en el primer humano en llegar al espacio. Poco después, el cosmonauta Gehrman Titov pasó un día entero en órbita.
En 1963, Valentina Tereshkova pasó a ser la primera mujer en sobrevolar el cosmos. Dos años más tarde, Alexei Leonov batió la última gran marca que lograría su país, al dar el primer paseo espacial de la historia. Las misiones Luna continuarían funcionando hasta 1976, e incluso lograrían traer muestras de rocas lunares a la Tierra, pero el programa espacial soviético se vio muy dañado tras la muerte de Korolev, el 14 de enero de 1966.
Para entonces, los planes estadounidense para pisar la Luna "antes del fin de la década", tal y como había anunciado en 1961 el presidente Kennedy, estaban ya muy avanzados. Los proyectos Mercury y Gemini, con los que se envió a la órbita terrestre a los primeros astronautas norteamericanos, habían demostrado que la tecnología básica estaba ya lista y que el hombre podía pasar largas temporadas en el espacio. Al menos, tan largas como requeriría llegar hasta la la Luna.
El primer vuelo en alcanzar la órbita del satélite fue el Apolo 8, que fue lanzado aún con el temor de que la Unión Soviética pudiera adelantarse en la carrera espacial. Coincidiendo con la Navidad de 1968, la tripulación leyó unos pasajes del Génesis mientras su nave giraba alrededor de la Luna, por lo que la NASA recibió algunas acusaciones de haber hecho proselitismo religioso en un programa pagado con dinero público.
Lo cierto es que la Luna y el espacio exterior aún estaban muy ligados en la conciencia colectiva a la idea de un cielo metafísico, como el que habían postulado Platón y Aristótes. Según contaría después Leonov, tanto Khruschev como el máximo representante de la Iglesia ortodoxa, Alexis I, se le acercaron por separado en una recepción tras su pionero paseo espacial para preguntarle si había visto a Dios. El cosmonauta respondió al líder religioso que no lo había visto, y al jefe del Partido Comunista, que sí. La reacción de ambos, en cambio, fue idéntica: le pidieron que guardara el secreto.
Von Braun, llevado a hombros tras el éxito del Apolo 11.
Pero, al margen de la pequeña polémica religiosa del Apolo 8, la misión fue sobre ruedas, al igual que el Apollo 9, que probó el recién construido módulo lunar en la órbita terrestre, y el Apolo 10, una especie de ensayo general de la misión con la que la NASA cumplió con el compromiso enunciado por Kennedy: el 16 de julio de 1969 despegó el Apolo 11 a bordo de un cohete Saturn V, la última y más poderosa creación de Von Braun. Cuatro días después, el 20 de julio a las 20:17: 39 en Greenwich (hora GMT), Neil Armstrong y Buzz Aldrin aterrizaron sobre Mare Tranquilitatis. No fue un trabajo fácil: entre otras cosas, al módulo lunar le faltaban 20 segundos para quedarse sin combustible cuando alcanzó la superficie lunar.
Sin embargo, el momento de máxima tensión de todo el programa se vivió cuando explotó un tanque de oxígeno del módulo de servicio delApolo 13, mientras la nave se encontraba de camino hacia los montes lunares de Fra Mauro. En cierto modo, esta misión se convirtió en la más representativa del programa Apolo, cuyo espíritu práctico y su idea de que todo se puede lograr con esfuerzo quedaron resumidos en la célebre frase que pronunció Gene Kranz, director de vuelos tripulados de la NASA, mientras buscaba junto a su equipo el modo de traer de vuelta a los astronautas: "El fracaso no es una opción". El 17 de abril de 1970, la tripulación del Apolo XIII aterrizó a salvo en el océano Pacífico.
Pese a que se cancelaron los dos últimos vuelos del Apolo, aún hubo cuatro misiones más, todas ellas sin contratiempos. A partir del Apolo 15, además, los astronautas pudieron pasar más tiempo sobre la superficie lunar y usar un vehículo para desplazarse varios kilómetros sobre ella en busca de muestras geológicas, con las que pronto empezarían a desentrañarse los misterios de nuestro satélite.
Cuando concluyó el programa, todos daban por hecho que se encontraban ante el principio de una nueva era, y que pronto habría astronautas sobre Marte y otros planetas. La realidad es que, desde que el Apolo 17 abandonó la Luna en diciembre de 1972, ningún humano ha vuelto a pisar nuestro satélite ni nungún otro cuerpo planetario.
Tampoco se ha abierto la frontera del espacio más que a varias decenas de astronautas y unos pocos turistas espaciales, todos ellos multimillonarios. El programa Apolo no anunció el comienzo de una nueva era, pero sí sirvió para que los científicos pudieran estudiar en sus laboratorios las rocas lunares y comenzaran por fin a comprender, tras siglos de elucubraciones, las particularidades de nuestro satélite.

ERC confirma el ‘sorpasso’ a CiU

Los dirigentes de Convergència i Unió llevan meses advirtiéndolo en voz baja: “Si Rajoy se niega a negociar con Mas algún día tendrá que hacerlo con Oriol Junqueras en condiciones aun más complicadas”. El sondeo de Metroscopia confirma que el líder de Esquerra Republicana es hoy el dirigente político catalán mejor valorado y que más allanado tiene el camino para convertirse en el próximo presidente de la Generalitat. Los republicanos se convierten así en los grandes beneficiarios del proceso soberanista que Artur Mas intenta capitanear. En el otro extremo del arco parlamentario Ciutadans también sale muy reforzado hasta convertirse en tercera fuerza política.
El ascenso fulgurante de Esquerra Republicana va casi todo en detrimento de Convergència i Unió. Así, los nacionalistas de Artur Mas lograrían en caso de elecciones autonómicas solo 32 escaños respecto a los 50 que tienen ahora. Esquerra Republicana ganaría 16 escaños y obtendría 37. CiU y ERC lograrían mantener por los pelos la mayoría absoluta de la cámara catalana, situada en 69 escaños. Las dos fuerzas suman en la actualidad 71 diputados. Por lo tanto, el proceso soberanista no solo se ha vuelto indigesto para Convergència i Unió, sino que también desgasta a la actual mayoría que apoya al Gobierno de Artur Mas.
El otro gran perjudicado es el Partit dels Socialistes, que navega entre dos aguas al defender una consulta de autodeterminación pactada con el Estado en la que apoyaría el “no” a la independencia. Este posicionamiento le ha valido ya dos grandes encontronazos con el PSOE en el Congreso, el último esta misma semana, cuando los diputados del PSC rompieron la disciplina de voto en defensa del derecho a decidir. Esta situación pasa factura al PSC, no solo con la pérdida de siete de sus 20 escaños, sino también con el descontento de sus propios votantes. De esta forma, el 50% de los electores del PSC desaprueba la labor de este partido en el Parlamento autónomo, frente al 47% que la aprueba. Esta situación no se da en ningún otro partido.
Los socialistas, que hoy son tercer partido de Cataluña y que gobernaban la Generalitat hace apenas tres años, pasarían a ser la quinta fuerza. También se hunde el PP, que pasaría a ser sexta fuerza con solo 12 diputados. Ciutadans recoge los frutos de estas caídas con su estrategia de presentarse como el gran valedor de la permanencia de Cataluña en España y con un discurso duro contra el actual sistema de partidos. De esta forma, Ciutadans, que hace dos años estuvo a punto de desaparecer del Parlamento catalán, se situaría ahora en tercera posición con 21 diputados (12 más).
El PSC sigue en caída libre y pasa de la tercera a la quinta posición
El Parlamento resultante solo permite pensar en una combinación para formar gobierno: Esquerra Republicana con el apoyo de Convergència i Unió. Cualquier otra combinación requeriría de, al menos, tres partidos y con posiciones contrapuestas en lo referente al debate identitario. Los partidos que se han pronunciado a favor del llamado derecho a decidir (CiU, ERC, ICV, CUP y el PSC) suman en el Parlamento actual hasta 107 diputados. En el Parlamento que dibuja el sondeo esta mayoría se reduce hasta los 102. Los partidos claramente contrarios a la independencia (PP, PSC y Ciutadans) suman hoy 48 diputados. Según la encuesta pasarían a sumar 46, con lo que también quedarían lejos de poder formar una mayoría de gobierno. Igual de lejos se quedan las tres fuerzas de la izquierda que gobernaron juntas entre 2003 y 2010: PSC, ERC e ICV. Juntas suman 64 escaños, con lo que se quedarían a cinco de la mayoría absoluta.
El escenario de hundimiento de CiU se repite en las elecciones europeas, para las que los nacionalistas están intentando una candidatura conjunta con ERC. En intención directa de voto, ERC multiplica casi por cuatro los resultados logrados en 2009. CiU queda relegada también a la segunda posición al pasar del 10,5% al 8,4%.
CiU solo logra mantenerse como primera fuerza en el escenario de unas elecciones generales. En este caso perdería dos de los 16 diputados que ahora tiene en el Congreso y ERC se quedaría con ocho respecto a los tres que tiene actualmente. Los socialistas catalanes empatarían con el PP en nueve escaños. Ciutadans lograría entrar por primera vez en el Congreso con dos diputados.

Snowden llama a la rebelión ciudadana contra el espionaje

EEUU y Alemania trabajan en un acuerdo que podría ser refrendado a principios de 2014 y en el que se comprometerán a que ni las autoridades ni los ciudadanos alemanes sean espiados por los servicios de Inteligencia de Estados Unidos y viceversa. Ambas partes confían en sellar "pronto" este "acuerdo de no espionaje", tras los avances en reuniones mantenidas en Washington por el asesor de política exterior de la Cancillería, Christoph Heusgen, y el coordinador de la Inteligencia alemana, Günter Heiss, con autoridades estadounidenses.
Pero el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacioal de EE.UU. (NSA) Edward Snowden, considera que no será suficiente con eso. En una carta abierta publicada por el semanario alemán 'Der Spiegel', Snowden llama a la población civil a volcarse en poner límites legales globales a un problema global, el espionaje masivo y sistemático.
"Tenemos la obligación moral de preocuparnos porque nuestras leyes y nuestros valores limiten los programas de espionaje y protejan los derechos humanos", afirma el texto, que previene contra rápidos acuerdos que evitarán el debate público y la concienciación de la población.
El semanario alemán titula esta llamada de Snowden al mundo "Un manifiesto por la verdad". En ella el fugitivo de la Justicia estadounidense denuncia además que está siendo víctima de una persecución "injusta" y defiende que la revelación de documentos secretos que ha llevado a cabo "en lugar de ocasionar daño, tendrá un claro aprovechamiento porque gracias a su conocimiento público se están proponiendo ya reformas legales y nuevos métodos de supervisión".
Snowden advierte que es un "error" de la ciudanía el confiar a los gobiernos la toma de decisiones sobre el espionaje y su control y sugiere que deben crearse nuevos organismos independientes.