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martes, 18 de junio de 2013

AUGIRONA CINE : Una bala en la cabeza (2013)


La caza milenaria del atún

El Bermúdez abandona el puerto de Barbate a las seis de la mañana, haciendo el ruido de una cafetera. En su cubierta se distingue a una veintena de hombres, sombras brumosas bajo la luz anaranjada del muelle a las que se va comiendo la negrura a medida que la embarcación se aleja. Arrastra dos pequeños cascarones de madera sin motor tras de sí, desplegando una estela como un abanico. Son los primeros en zarpar. Poco después los seguimos a bordo del Frialba 1, “la testa” de la almadraba, así llaman a esta otra barcaza con grúas en la cubierta donde una decena de pescadores somnolientos esperan el alba apoyados en la baranda. El patrón fija el rumbo “hacia la lucecita de Camarinal” y al dejar atrás la bocana nos golpea una brisa fría de finales de mayo. Navegamos junto al Reina Cristina, un misterioso buque frigorífico con bandera panameña y tripulación japonesa del que nadie quiere hablarnos demasiado. Lo perdemos de vista y nuestros hombres andan ya a otra cosa:
–¿A qué hora llega la marea, pare?
–A las ocho y cuarto, colega.
Los pistones ronronean bajo las suelas y la testa avanza sobre unas aguas de bronce en busca de ese instante al que llaman “el reparo”, una tregua entre el ascenso y el descenso del mar, cuya calma permite faenar evitando las corrientes del Estrecho. El rostro de Antonio Lozano, de 45 años, se ilumina cuando chupa del cigarrillo y nos muestra las primeras boyas de la almadraba, de color rosa chillón. “La rabera de tierra”, indica hacia la hilera de bolas que fosforescen en dirección a la costa española. A unos tres kilómetros, entre la bruma, se distingue Zahara de los Atunes, localidad que da nombre a esta almadraba. Bajo las boyas, una red vertical fijada al fondo mediante anclas de 400 kilos y tensada por infinidad de pesas de plomo bloquea el paso de los atunes más gruesos. No hay más secretos. Una almadraba abarca tanto como se extienden sus dos raberas. Una de las extremidades se estira hacia la costa gaditana; la otra, la “rabera de fuera”, se despliega en dirección a Marruecos. Son, digamos, los brazos de la trampa; calados de tal forma que aprovechan la inercia de los atunes para guiarlos a su muerte.
El día antes de zarpar, Rafael Gomar, uno de los pescadores más experimentados de la almadraba de Zahara, nos explicó de manera sencilla el artilugio: “El pescado viene y encuentra una pared. El instinto del animal ¿cuál es? Tirar para el Mediterráneo. Entonces se mete en el cuadrillo. Enfrente ve otro hueco, y eso ya es la boca de la almadraba”. A menudo se compara la trampa con un complejo laberinto. En realidad se trata de una sucesión de estancias con paredes de malla y cuyo parecido con el sistema digestivo resulta notable. Aparte de boca, hay un buche, por ejemplo, y los atunes nadan de una cámara a otra a través de cavidades por las que pueden avanzar, pero no volver atrás. La última estancia es un recinto sin salida con forma de saco. “Como un calcetín”, nos contó Rafael mientras el sol de la tarde caía sobre el paseo marítimo de Barbate y él esbozaba la almadraba en una servilleta de papel. Enfrente se veía el cabo de Espartel, al otro lado del Estrecho.
El atún rojo puede nadar a 80 por hora, vive más de 30 años y suele superar los 200 kilos
Por este cuello de botella, donde los griegos fijaron las columnas de Heracles y el fin del mundo conocido, han entrado atunes desde que existe memoria, y también desde entonces los hombres han tratado de atraparlos. Se sabe que los fenicios que arribaron a la Península ya se alimentaban de los grandes peces de cola azul. En el golfo de Cádiz se suele decir que la almadraba tiene “tres mil años de historia”. De la época romana quedan textos que detallan un arte de pesca muy similar al de hoy cuya técnica se repetía desde el mar Ibérico hasta la isla de Trinacria (hoy Sicilia). Los cardúmenes se divisaban desde un enclave elevado. El vigía daba la voz. Y al grito comenzaba la captura. Así lo contó Oppiano de Anazarbo en su Halieutica, un poema del siglo II: “Inmediatamente se despliegan todas las redes a modo de ciudad entre las olas, pues la red tiene sus porteros, y en su interior, puertas y más recónditos recintos. Rápidamente los atunes avanzan en filas, como falanges de hombres que marchan por tribus”. Hoy, las redes de cada almadraba –quedan cuatro en España, todas frente al golfo de Cádiz, en Conil, Barbate, Zahara y Tarifa; pero llegaron a existir 14 en 1919– se calan todos los años en el mismo punto. En febrero se despliegan las mallas en tierra, se unen y se atan tal cual quedarán luego en el agua. Se doblan y se llevan al caladero, y allí vuelven a desplegarse. La tarea dura 40 días.
Con la primera claridad, Carlos, al que apodan El Gitano por una mítica juerga flamenca en Ca Presenta, la taberna de los almadraberos, se calza unos escarpines de goma y se viste con un mono impermeable naranja sobre el neopreno. Tiene el cuerpo de un yóquey. El pelo cano. Él es de los que se lanzan a batirse con los pescados moribundos en el agua. Sonríe con su rostro tostado: “Cuando el atún se queda sin agua, empieza a coletear. Sus vais a mojar”. De pronto, todos los hombres del Frialba se encuentran vestidos con el mismo mono y el océano se ha teñido con escamas de plata. Aún no ha asomado el primer rayo. El patrón del Frialba maniobra para colocar la proa mirando a Zahara, en la cabeza de la almadraba. La testa. Frente a nosotros, en la superficie del agua, las bolas rosas flotan trazando el esquema que Rafael había esbozado en la servilleta. El cuadro, así se llama, recuerda a una pista de aterrizaje de noche. Una lancha nos recoge y nos lleva al otro extremo, hasta “la sacada”, una embarcación que flota entre el buche (donde se encuentran ahora los atunes) y el copo (donde en breve comenzará la escabechina). La primera operación consiste en hacer pasar los peces de la primera a la segunda. En la cubierta de la sacada se encuentran los hombres que vimos alejarse en el puerto a bordo del Bermúdez. Hay lío de cabos, berridos y todo el mundo parece ir de un lado a otro con una misión. Entre la danza coral, descubrimos que la media de edad de estos almadraberos es elevada, quizá roce los 50 años. Entre ellos divisamos al capitán, vestido de azul oscuro, con visera y un bigote grueso. Da instrucciones con un silbato. Serio y circunspecto, tiene el aire de un entrenador de fútbol. De él solo sabemos en ese momento que se llama Pepe. Suficiente. Pepe mira hacia poniente. Hay cuatro buzos en el agua. Tres botes sobre el buche. Toca el silbato y los hombres de una de las barquitas despliegan una red llamada “atajo” y se la lanzan a los compañeros de la barquita de enfrente. Con ella van a intentar empujar los atunes hacia el copo. La jornada anterior les acabó pillando el cambio de marea antes de lograrlo.
A partir de ese instante, todo transcurre de forma imprecisa. Alguien grita: “¡Tira, tira, valiente, tira!”. Luego hay silencio y el crujir de los barcos. Las aguas están negras y tranquilas. Un borboteo emerge en algún punto. Eso son atunes. El “repío” lo llaman. No se les ve. Se les intuye. El Rana, un buzo que sigue la escena bajo el mar, tira del cabito. Los han cazado con el atajo. Crece un rumor de gargantas marineras. Pepe sonríe. Toca el silbato. Las barcas avanzan con la red y el borboteo se vuelve intenso, y también el griterío. Una erupción huidiza en el agua. Primero aquí, luego allá, después la calma. Un par de minutos en silencio. Ahora Pepe se gira hacia levante. A ese lado asoma otro buzo. Los atunes están cruzando sigilosamente bajo nuestros pies, adentrándose en el copo. Llenando el calcetín. Se giran también el resto de almadraberos. Habrá unos veinte sobre la sacada. Con las manos tensas y el gesto atento. El burbujeo comienza a este lado. Olitas breves y puntiagudas que brotan y se desvanecen. Sobre Zahara surge una columna de sol y el chorro bruñe las aguas, y entonces una voz despierta de entre las tinieblas y grita: “¡Iza!”.

El atún rojo del Atlántico es el más rotundo de los túnidos. Una bestia marina sin escamas, tersa y escurridiza como una pastilla de jabón, capaz de alcanzar los 80 kilómetros por hora y de sumergirse a mil metros. Es quizá el pez que mejor regula su temperatura corporal. Su sangre soporta aguas de entre 3 y 30 grados. La población del Atlántico Este suele trazar un círculo contrario a las agujas del reloj y después penetra en el Mediterráneo para desovar en las aguas cálidas de las islas Baleares, Sicilia y Chipre. Cruzan el golfo de Cádiz “con la última luna de abril o la primera de mayo”, dice el saber popular. Y la temporada de pesca apenas dura un par de meses. Algunos vienen del norte de Europa, otros llegan desde Canarias. Y tras el desove regresan al Atlántico en busca de alimento.
A los tres años, un atún rojo ya mide un metro y pesa 20 kilos. Pero vive más de 30 años y supera con facilidad los dos metros y los 200 kilos. Para que nos hagamos una idea, los que se pescan en las almadrabas gaditanas suelen rebasar el peso y la talla de Shaquille O’Neal, aquel pívot inmenso de la NBA (2,16 metros, 150 kilos). El mayor jamás registrado alcanzó los 3,30 metros y marcó 726 kilos en la báscula. No es un pez agresivo. Pero un coletazo suyo cuando se ve acorralado y hacinado y oliendo su propia muerte entre las mallas te puede dejar sonado. Y en eso consiste el clímax de la almadraba, palabra de origen árabe que significa “el lugar donde se golpea”.
“¡Iza!”, repiten los hombres, y tiran de los cabos para levantar la portezuela y aislar el copo. Asomados hacia levante, como si fuera un balcón, exclaman: “¡Están dentro! ¡Venga, que se nos va la marea!”. Las aguas se revuelven como si estuvieran vivas. Uno de los almadraberos, con la nariz gruesa y picada, levanta el dedo índice: unos mil, calcula. Quizá más, parece decir con el rostro iluminado. Todos los pescadores recuerdan cómo fue su primera levantá y hablan de aquellos tiempos sin restricciones de pesca, cuando levantaban un millar de atunes de una tacada. Hoy lo que extraigan del mar depende de lo que se negocie en los despachos de Madrid y Bruselas, y esto a su vez varía en función de la cuota que fije la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT). El dato final se traduce en cierta sensación de derrota, cuando el capitán da la orden de devolver al buche los atunes que no pueden llevarse. La “sangrá” lo llaman. Un coitus interruptus en pleno subidón de adrenalina.
De todo esto tuvimos oportunidad de hablar, tras regresar a tierra, con Diego y Marta Crespo, presidente y vicepresidenta de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba, dueños de la almadraba de Zahara y con participación en las de Conil y Tarifa. Sentados a la mesa del Campero, el restaurante sofisticado (y caro) de Barbate, donde lo mismo te sirven sashimi al estilo japonés que mojama, los Crespo comenzaron a hablar de su familia. Son la quinta generación de una saga que ha calado almadrabas desde principios del siglo XX. Lo hicieron en las costas del Protectorado de Marruecos, cuando en España funcionaba el Consorcio Nacional Almadrabero, un monopolio heredero de las almadrabas que explotó durante ocho siglos el ducado de Medina-Sidonia. En los setenta, el consorcio entró en decadencia y se liquidó, y los Crespo decidieron dar el salto a la Península. “Decían que no era una actividad rentable, nos llamaban locos”, cuentan los primos. Empezaron en Barbate y luego en Zahara, y a finales de la década, con la democracia abriéndose al mundo, la familia llamó a las puertas del mercado japonés.
Hoy lo que extraigan del mar depende de lo que se negocie en los despachos de Madrid y Bruselas
El país nipón consume cifras estratosféricas de atún crudo. Unas 270.000 toneladas en 2010, según datos que maneja el ICCAT. Quintuplica la cantidad engullida por el segundo de la lista, Estados Unidos. De entre los túnidos, el más valorado allí es el rojo: sus lomos de textura tierna y veteados de grasa resultan, como suele decir Diego Crespo cuando habla de sus ejemplares de almadraba, “calidad sashimi”. Devoran unas 36.000 toneladas de esta especie, un 40% importadas. España es uno de sus proveedores de referencia. El tercero en 2010, por detrás de Malta y Croacia. Según la Secretaría de Estado de Comercio, en 2011 nuestro país vendió 1.970 toneladas de atún rojo a Japón por valor de 36,4 millones. El kilo sale a unos 18,50 euros. Es nuestro principal cliente. Se lleva el 70% de las exportaciones, presionando los caladeros del Atlántico y el Mediterráneo.
Hoy, según el último informe del ­ICCAT, la especie parece en vías de recuperación. Pero el descontrol de los años ochenta y noventa hizo saltar las alarmas. Con el mercado del sushi en efervescencia, crecieron las flotas del Mediterráneo, se extendió la pesca de cerco y las avionetas surcaban el mar en busca de cardúmenes, una práctica hoy prohibida. “El recurso comenzó a venirse abajo”, dice Diego Crespo ante un plato de morrillo a la plancha. En 1998 se introdujeron por primera vez restricciones en el Atlántico Este y el Mediterráneo. En 2002 se fijó una cuota máxima de 32.000 toneladas. Pero la sobreexplotación no declarada (los científicos estiman que llegó a duplicar la declarada) siguió esquilmando las aguas. En 2006, el ICCAT propuso un plan de recuperación, incluyendo controles exhaustivos y reduciendo drásticamente la cuota hasta tocar fondo en 2012 (12.900 toneladas). Este año, el cupo ha crecido ligeramente: 13.400 toneladas, unas 2.500 para España, 650 para las almadrabas. Aunque es posible mercadear con los derechos de pesca. A finales de abril, Ricardo Fuentes, un empresario murciano al que por aquí llaman el “Rockefeller del atún”, pagó cinco millones a las cofradías de Gipuzkoa para comprar su cuota. Casi media tonelada que estos días pesca la almadraba de Barbate, de la que Fuentes es copropietario.
Nuestros hombres de Zahara miran de soslayo cuando oyen estas cosas. Entre las aguas tienen otra batalla: hay una lancha sobre el copo, con un tipo al que no habíamos visto antes dando instrucciones. El pelo húmedo se le ha puesto tieso como a un gallo de pelea, los ojos le chisporrotean y el neopreno deja al descubierto unos brazos gruesos como patas de jamón curado. Es Rafael Márquez, segundo capitán de la almadraba. Lanza el walkie-talkie al primero que ve y sube de un salto a la barcaza. Las redes han quedado fofas con la sangrá, así que el hombre berrea: “¡A ver cómo lo hacéis hoy… toda la mañana… cojones… hay que ver… cago en la puta!”. De otro brinco, se lanza sobre una pequeña barca a nuestra izquierda. Hay otra a su lado. Y otras tantas a la derecha, y hombres diseminados por todas ellas largando la red. “¡Arría!”, grita Rafael. “¡Tira copete!”. El olor a sal y a vida se vuelve intenso. Y el borboteo cobra con un vigor macabro. Una bandada de gaviotas describe un círculo en lo alto. Se oye el silbato del capitán. Los hombres tiran como si arremangaran el calcetín, empujando los atunes a la superficie. Se ayudan con unos ganchos herrumbrosos de cinco dedos similares a un rastrillo, enganchados a unas poleas y a un motor.
Primero asoman un par de colas afiladas de un azul casi negro y muestran la hilera de timoncitos amarillos del dorso. Desaparecen. Luego un ejército de espinetas negras traza quiebros rápidos y caóticos en la olla. El aleteo agita la marea y entra en ebullición. Se vuelve una espuma blanca. Un atún engancha el morro entre las redes y uno de los tenedores se suelta oscilando como una onda sobre las cabezas, y ahora los peces comienzan a mostrar su lomo de un color gris irisado, apenas ya sin agua, y se golpean unos a otros, rasgándose las fibras de las aletas; y los hombres arrían, y las embarcaciones se juntan poco a poco, y los atunes dan coletazos como si fueran sus últimas palpitaciones y se ahogan y se voltean y se quedan panza arriba para morir.

El copo cuelga como la red de un trapecista. Rafael Márquez, el hombre de la cresta, se lanza a la malla de un salto y asesta dos cuchilladas a tres atunes. Uno bajo la agalla. Otro en el costado. Tal y como un japonés le enseñó a uno de los Crespo y este a él para desangrarlos y evitar el yake, que le hace perder color y sabor. El nipón manda, y el copo ahora es una bañera de agua granate en la que El Gitano y otro almadrabero de Isla Cristina (Huelva) al que apodan El Moro les echan el lazo a las colas que recuerdan al mostacho de un militar prusiano, y dos grúas los levantan de dos en dos y de tres en tres. Antiguamente los sacaban a pulso, enganchándolos con bicheros por entre la cavidad del ojo y bajo las aletas, y algunos se echaban al agua y se citaban de frente con los atunes. Ahora los suben intactos, y esto es lo que queda de la pesca artesanal. En cubierta los espera Márquez con el cuchillo en la diestra, pero la escena queda oculta tras el candelero y solo se intuye por la sangre que chorrea por las aberturas de desagüe.
Rafael Gomar maneja una de las grúas y ríe: “¡Premio!”. El otro gruista prefiere: “¡Y otro perrito piloto!”. El Moro se abraza a uno de los atunes y se deja elevar unos metros, y el buen humor coincide con unas nubes que amenazan lluvia. Aún no deben de ser las diez de la mañana cuando los 124 atunes llenan la bodega, y el Frialba y el Bermúdez emprenden su regreso, y los hombres se recuestan y le quitan el papel de plata a sus bocadillos.
Mientras charlamos con Márquez y nos cuenta cómo él es la cuarta generación de almadraberos en su familia, y cómo heredó el puesto de su padre, y cómo el oficio le recuerda a una mujer porque “o te enamoras a primera vista, o no quieres volver a verla en tu puta vida”, y nos muestra el corte de hoy en el brazo, y dice que este hedor denso a sangre y salitre le recuerda a su casa; mientras nos cuenta esto y se come una manzana, El Gitano zapatea eufórico en la cabina. Más tarde, a eso de las siete, lo veremos en Ca Revuelta, sentado en la terraza junto a los compañeros de Isla Cristina. Viven justo enfrente en unas casetas desconchadas a las que llaman chancas y que la empresa ofrece a los foráneos durante los seis meses de la temporada; allí, en el patio, charlan tres mujeres, las tres concuñadas, mientras su suegra, Juana, que ha parido cuatro almadraberos, peina en silencio a una nieta con discapacidad. Nunca han visto una levantá, dicen. “Cualquier día nos viene un marido muerto”. Cuando volvemos a Ca Revuelta, uno comenta que no veía un copo tan cargado “desde el 84” y el resto ven pasar a chavales con pelos de pincho y camisetas sin manga y a las chicas embutidas en vestidos fosforescentes. Esta noche comienza la Feria del Atún de Barbate.
Pero eso ocurrirá después. De momento, El Gitano tiene la cabeza de un atún entre las manos. El bicho está colgado del revés, le gotea un hilillo granate de la boca. Los ojos son dorados, del tamaño de una galleta. La piel es suave y fría al tacto, como la mesilla de metal en un quirófano. Sus aletas se sienten filosas como cuchillas. Una grúa alza el cuerpo magullado, que recuerda a la carrocería de un coche accidentado, y el animal cruza hasta la boca de la nave, y allí lo dejan caer. Dentro se escucha una sierra despiezando la cabeza y la cola y 30 empleados resbalan sobre la sangre con machetes en la mano. Al final de la cadena de ronqueo solo quedan los lomos. Un tokiota de 33 años, Horimizu Yosuke, se pasea con el gesto grave. Le cuelgan cintas de colores del mono. Toma una de ellas y se acerca a un lomo y coloca la cinta entre la carne abierta como un libro. Arrastra lo que queda del atún y deja un reguero rojo tras sus pasos.
Los guerreros de la pesca, imágenes del trabajo en alta mar.

Qué hacer si pierdes tu teléfono móvil

En la 'gloriosa' época de teléfonos como el Nokia 3210 perder el teléfono móvil era bastante menos doloroso que en la actualidad. Había que decir adiós a los mensajes y a la agenda pero poco más -quizá también a tu récord en el juego de la Serpiente-.
Ahora, el drama, si no se toman ciertas medidas preventivas principalmente, puede ser mucho mayor. En los 'smartphones' hay fotografías personales, acceso al correo electrónico, al historial de nuestra mensajería instantánea, a las cuentas en redes sociales como Facebook o Twitter e, incluso, aplicaciones para acceder a nuestra entidad bancaria. Por ello, su pérdida por un descuido o un robo puede generar más de un quebradero de cabeza.

Antes de perderlo

Muchos de los problemas que acarrea la pérdida del dispositivo se atenuarán si se toman estas medidas:
Pon una contraseña o patrón para bloquear el terminal
Contraseña de iPhone y patrón en Android.No es una medida que te vaya a proteger al 100% pero al menos te dará algo más de tiempo para poner remedio a todo lo que se te viene encima. Puede ser algo engorroso tener que escribir la contraseña cada vez que uno quiere mirar algo en el teléfono pero la molestia merece la pena.

Instala aplicaciones de localización y protección
Existen aplicaciones que permiten rastrear la situación de los dispositivos y bloquearlos desde una página web pero hay que instalarlas antes de perderlo, obviamente. Los usuarios de Apple, tanto de iPhone como de iPad, pueden optar por la aplicación 'Buscar mi iPhone', creada por la propia empresa de Cupertino. Mientras, en Android existen diversas opciones, entre las más populares se encuentran Cerberus, Android Lost o Where's my Droid. Algunas de ellas permiten bloquear el terminal también con SMS. Para los usuarios de Blackberry existe la app BlackBerry Protect mientras que Prey está disponible para iOS, Android y también para ordenadores con Windows y Mac. Hay otras muchas con funciones parecidas. También hay sistemas que traen de serie este tipo de aplicaciones. Es el caso de Windows Phone 8 con la aplicación 'Encuentra mi teléfono', que permite bloquear el terminal, enviar un mensaje a la pantalla de bloqueo o borrar los datos personales, y de 'Localizar mi móvil', con servicios muy similares, de Samsung.
Pantalla de la aplicación 'Buscar mi iPhone'.
El código IMEI es el 'DNI' de nuestro teléfono, su identificador único. Conocer el número puede ser útil a nuestra operadora para poder bloquearlo si ha sido robado. Suele estar impreso bajo la batería aunque también es posible verlo pulsando *#06# en el teclado de llamadas, algo útil para los usuarios de iPhone, cuya batería no es accesible.
Haz copias de seguridad habitualmente
Perder un teléfono puede doler pero más aún probablemente todos los archivos y datos que tenemos en él. Es recomendable hacer al menos un 'back up' en el ordenador al menos una vez al mes, con mayor frecuencia en los usuarios más intensivos aunque es cierto que la proliferación de servicios en la 'nube' hace que cada vez sea menos necesario.

Una vez que se produce la pérdida o robo

Intenta contactar con tu teléfono
Puede parecer un poco de perogrullo pero es aconsejable llamar o escribir un mensaje a tu número de teléfono antes de dar el siguiente paso. Quizá la persona que lo ha encontrado no tenga problema en devolverlo o, incluso, se pueda negociar una 'recompensa' económica por él. Por intentarlo no se pierde nada. Actualización: En los comentarios varios usuarios nos han recomendado la página web gentehonesta.com, donde se pueden registrar objetos perdidos y encontrados para intentar poner en contacto a los dueños con las personas que los han hallado.
Llama a tu operador
En cuanto hayas perdido la esperanza de poder recuperar el teléfono, es muy aconsejable llamar inmediatamente a tu operador para bloquear tu tarjeta SIM. De otra manera, la persona con el teléfono podría llamar con tu número y hacerte un 'roto' en tu factura si comienza a realizar llamadas internacionales por ejemplo.
Pon una denuncia
Cuanto antes acudas a la Policía, más posibilidades tendrás de que se pueda encontrar el terminal gracias a los servicios de localización que ya deberías tener instalados.
Disfruta de tu tiempo de desconexión
Consuélate con alguno de esos muchos refranes en España de los que puedes tirar si finalmente no logras recuperarlo. Piensa en positivo y disfruta de los momentos de desconexión que te brindará el suceso. No hay mal...

12 ex empleados de Flores piden embargar su fianza del 'caso Arena'

A Miguel Ángel Flores, promotor de la fiesta del Madrid Arena, se le acumulan las deudas. El Juzgado de lo Social número 15 de Madrid ha decretado que le embarguen unos 450.000 euros para pagar a 12 ex empleados que le demandaron.
Por eso, ese juzgado ha solicitado al juez Eduardo López-Palop que cuando la fianza de 200.000 euros que le impuso a Flores para eludir la cárcel quede disponible, se la transfiera a la cuenta corriente del juzgado. El problema es que esa fianza no se puede ingresar en una cuenta, porque el empresario no la pagó en efectivo, sino con garantías: un piso sobre el que pesan tres garantías hipotecarias, una plaza de garaje y un trastero.
Así que el juzgado de lo Social no verá ni un euro de esa fianza para resarcir a los demandantes. Además, esa fianza está recurrida por las acusaciones particulares ante la Audiencia Provincial, al entenderse que no es válida para satisfacer la cantidad impuesta por el juez Palop.

Secuestran a su hija para internarla en un centro anti-homosexuales en Ecuador

El testimonio de Zulema Alexandra Constante, una guayaquileña de 22 años, ha levantado una gran polémica en Ecuador, después de que denunciara ante la Defensoría de Pueblo que fue internada por la fuerza en una clínica para 'deshomosexualizarla'.
Zulema sabía que sincerarse con sus padres le iba a traer problemas. El 25 de marzo les confesó que era lesbiana y que su novia se llamaba Cinthya Rodríguez y tenía 21 años. El rechazo fue inmediato. Zulema tuvo que irse a vivir con su pareja. Por si acaso, la joven "porque será la única prueba de lo que me está pasando y de lo que me pudiera pasar".
A pesar de las amenazas constantes de su padre, el 17 de mayo la estudiante aceptaba una invitación para ir a comer y "arreglar las cosas con su familia". Salía de su trabajo cuando dos hombres la tomaron por la fuerza y la metieron en un coche. Su padre observaba la escena. "Todo es por tu bien 'mijita'", gritaba mientras tanto su progenitor.
Con las ropas rasgadas y esposada, Zulema viajó durante siete horas, junto a sus captores, hasta la ciudad de Tena, en la selva amazónica. Allí fue internada en la Comunidad Terapéutica Femenina Esperanza, un centro de reconversión para jóvenes ‘con problemas’.
"Me recibieron unas chicas uniformadas en una capilla y me dijeron que estaba prohibida la fuga, el robo y ser lesbiana". Acto seguido las encargadas del centro de rehabilitación le asignaron una 'sombra' (vigilante), Paulina, de 34 años, "que llevaba 45 días en la clínica ilegal por adicción a las pastillas".
La jefa de planta, Maribel, se presentó y reafirmó las reglas del centro. Contando a Zulema, en el centro había nueve internas, cinco de ellas menores de edad. La joven secuestrada compartía su cuarto con Miriam, de 14 años, que estaba interna por su adicción a las drogas y al alcohol.
Durante casi todo el tiempo que permaneció en la Comunidad Terapéutica Femenina Esperanza, Zulema estuvo enferma del estómago. "Las papas venían con gusanos y a eso ellos le llamaban carne$, manifestó la joven durante su declaración pública. Por si lo había olvidado, las cuidadoras le recordaban una y otra vez que Dios había hecho al hombre y a la mujer para estar juntos.

Una realidad demasiado corriente

Zulema creía que iba a estar de seis meses a un año en Tena. Menos mal que Cinthya, su novia, algunos amigos y miembros de la Asociación Lésbica Mujer & Mujer denunciaron su desaparición por medio de las redes sociales, por lo que su familia prometió liberarla.
La joven se reunió con su pareja Cinthya el seis de junio a las 8.30, después de que se escapara de la clínica en un taxi. Fue entonces cuando hicieron público el secuestro en una rueda de prensa en la Defensoría del Pueblo, junto a su abogada, Silvia Buendía.
Las protestas de miles de ecuatorianos en las redes sociales hicieron que la Comunidad Terapéutica Femenina Esperanza fuera clausurada el pasado miércoles. Muchos apuntan a que la familia se asustó por la repercusión que comenzó a tener su caso en todo el país.

"Estamos aprovechando la repercusión de este caso para que se cierren todos estos centros de tortura. No es el primer caso. Esto se tiene que terminar, no puede pasar nunca más", ha dicho su abogada, Silvia Buendía.
El caso de Zulema no es el primero que salta a la palestra. En 2011 se cerraron 30 centros de corrección para homosexuales en Ecuador. Estas clínicas ilegales consideraban la homosexualidad como una enfermedad y ofrecían una serie de tratamientos para curarla.

Los colectivos homosexuales ecuatorianos estiman que podrían existir unos 200 centros más de ese tipo en el país latinoamericano. Carina Vance, la ministra de Salud, lesbiana y activista de los grupos de defensa de las personas gay, lesbianas, bisexuales y transexuales, ha pedido a los ecuatorianos denunciar la existencia de ese tipo de centros en reiteradas ocasiones. 

Según la ministra de Salud, las clínicas operan detrás de centros de rehabilitación para personas adictas al consumo de drogas.

Los tratamientos para combatir la homosexualidad van contra la Constitución ecuatoriana, que reconoce el derecho a la diversidad sexual.
En 2011, el caso de Paola Ziritt, de 28 años, desató la alarma en el país. La joven permaneció durante dos años en un centro de rehabilitación de mujeres, en donde fue víctima de todo tipo de abusos. Paola estuvo además esposada en una habitación oscura a la que llamaban ‘la sauna’ durante tres meses.

El espionaje masivo envenena la diplomacia internacional

Las revelaciones de los últimos días sobre la guerra sucia del espionaje de EE UU y Reino Unido están poniendo en jaque al mundo diplomático. China se ha visto obligada a aclarar que Edward Snowden, el hombre que ha desatado la caja de los truenos con sus revelaciones, no trabaja para ellos por mucho que se haya refugiado en Hong Kong. Turquía, espiada en las reuniones del G-20 en Londres en 2009 habla de “escándalo”. Suráfrica y Rusia callan pero un poderoso diputado ruso también habla de escándalo. Y los países de la Commonwealth también estaban en el menú de los insaciables espías británicos en la cumbre que celebraron también en 2009 en Trinidad y Tobago.
Y, sin embargo, pese a toda esta ensalada de conflictos más o menos latentes, espiar a diplomáticos extranjeros es perfectamente legal en Reino Unido: lo ampara una ley aprobada por los conservadores británicos en 1994 que pone el interés económico nacional por encima de la cortesía diplomática. Y el espionaje se practica sin distinguir demasiado entre amigos o enemigos. Los únicos que se salvan, aparentemente, son los países anglosajones con los que los británicos trabajan más de cerca para saber lo que pasa en el mundo.
Turquía se supone que es una firma aliado británico, pero eso no ha evitado que su ministro de Finanzas y una quincena de sus colaboradores fueran espiados en las reuniones del G-20 que se celebraron en Londres en 2009, año en el que Reino Unido ocupaba la presidencia del grupo. El Ministerio de Exteriores ha pedido explicaciones al embajador británico en Ankara, aunque no ha llegado hasta el extremo de convocarle para presentar una protesta.
Según el diario 'The Guardian', Londres pinchó los móviles y ordenadores de varias delegaciones, entre ellas las de Turquía y Suráfrica
El primer ministro británico, David Cameron no ha querido hacer comentarios sobre esas informaciones, publicadas el domingo por la noche por el diario The Guardian a partir de documentos obtenidos a través de Snowden, el exempleado subcontratado por la CIA que huyó a Hong Kong para denunciar las prácticas del espionaje de EE UU a través de grandes firmas de Internet y cómo los servicios secretos británicos han utilizado el programa estadounidense Prisma con el que Washington espía a ciudadanos no estadounidenses.
Según The Guardian, los británicos pincharon los móviles y los ordenadores de varias delegaciones, incluidas las de Turquía y Suráfrica, durante varias cumbres del G-20. También asegura que los servicios secretos estadounidenses llegaron a interceptar llamadas del entonces presidente ruso, Dimitri Medvedev, aunque no llegaron a descifrar el código con el que los rusos las protegían.
Aunque en aquellos momentos el primer ministro británico era el laborista Gordon Brown, las revelaciones son especialmente molestas para su sucesor, el conservador David Cameron, porque coinciden con la celebración este lunes y martes de una cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de los países del G-8 en Irlanda del Norte. Se da la circunstancia de que Cameron se reunió el domingo con el presidente ruso, Vladímir Putin, apenas horas antes de que se conociera el espionaje a su antecesor.
Rusia, cuyas relaciones tanto con EE UU como Gran Bretaña no pasan por un buen momento debido al conflicto de Siria o a problemas bilaterales como el asesinato en Londres del exagente secreto Alexander Litvinenko, ha reaccionado con mucha prudencia. Quizás porque la propia Rusia no debe estar libre de pecado en cuestiones de espionaje, el Gobierno no ha querido hacer comentarios. Pero el presidente de la comisión de Exteriores de la cámara baja del parlamento ruso, Alexey Pushkov, dijo: “¡Escándalo! En 2009 en el G-20, los servicios especiales de EE UU y Reino Unido escucharon las llamadas telefónicas de Medvedev. EE UU lo niega, pero quién les puede creer. Esto es un completo fraude”.
En Ankara la reacción ha sido oficial, quizás porque el caso coincide con los disturbios de Estambul y los intentos del Gobierno turco de achacarlos a una conspiración extranjera auspiciada por medios como la televisión pública británica, la BBC. El Ministerio de Exteriores ha hecho público un comunicado en el que dice que las informaciones de The Guardian “son alarmantes”.
Rusia, cuyas relaciones con EEUU o Gran Bretañana no atraviesan un buen momento por Siria, ha reaccionado con mucha prudencia
“Si hay aunque sea solo una brizna de verdad en todas esas informaciones, constituirían sin duda un escándalo, en primer lugar para el país afectado”. “En un entorno en el que la mutua confianza, respeto y transparencia deberían ser esenciales para la cooperación internacional, un acto semejante llevado a cabo por un aliado sería inaceptable si esas informaciones son ciertas”, continúa el comunicado. “Esperamos que las autoridades británicas presenten una explicación oficial y satisfactoria. De hecho, se han puesto en marcha las oportunas iniciativas diplomáticas en ese sentido”, concluye el texto.
Según The Guardian, los servicios secretos británicos tenían también planes para espiar en la cumbre de países de la Commonwealth que se celebró en Trinidad y Tobago en 2009. El diario ha tenido acceso a un memorando de una página secreta de la Intranet que el cuartel general de escuchas británico, el GCHQ, comparte con la agencia de seguridad nacional estadounidense, la NSA. Entre los listados que aparecen respecto a esa cumbre figuran frases como “Inteligencia para informar a altos UK Bi-lats”, “Inteligencia sobre las opiniones de Suráfrica sobre Zimbabue antes de la reunión Brown/Zuma” o "Informe cambio climático”.
China ha entrado por primera vez en escena. Y lo ha hecho para aclarar que Edward Snowden no es un espía de ellos. Lo ha dicho la portavoz del ministerio de Exteriores, que aseguró ante la prensa que esas especulaciones “no tienen ninguna base”. Desde Hong Kong, en una entrevista digital a través de la web de The Guardian, Snowden ha afirmado que esos rumores son interesados y forman parte de una campaña que ya se esperaba. Y subraya que si realmente fuera un espía chino se habría ido directamente a la República Popular en lugar de buscar refugio en Hong Kong.

La Renfe alemana ya no trabaja con administraciones corruptas

Se acabó la caja B. La compañía alemana de ferrocarriles, Deutsche Bahn, no trabajará de ahora en adelante con administraciones corruptas. Ya ha cancelado negocios en curso con Grecia, Argelia, Libia, Ruanda, Libia y Tailandia y, según informa Süddeutsche Zeitung, son las mordidas que en estos países se exigía a sus ejecutivos y filiales. Una investigación de la Fiscalía de Frankfurt ha sido las orejas del lobo que Deutsche Bahn ha visto en lontananza y ha decidido cortar por lo sano, o por lo medio podrido.
Un ejemplo de la caja B que Deutsche Bahn habría estado manteniendo durante la última década, según medios alemanes, es la línea de metro de Atenas que conecta la capital griega con el aeropuerto, proyecto cuya adjudicación fue engrasada con 315.000 euros. La Renfe alemana deja ahora ese tipo de prácticas para la historia. "Hemos tomado medidas. Nos hemos retirado de los negocios en los países con altos niveles de corrupción. Necesitamos un profundo cambio en la forma de hacer las cosas y hay también una necesidad general en la economía de un nuevo comienzo", ha dicho el directivo de la compañía, Gerd Becht.
Unos 30 empleados y responsables de las actividades de Deutsche Bahn en diversos países han sido ya separados de la empresa y a las oficinas en el extranjero no se les permitirá en adelante tener cantidades superiores a 500 euros en la moneda local. Cualquier tipo de pago superior a 100 euros queda completamente prohibido sin un visto bueno de la central de Berlín. La empresa ha emprendido además demandas judiciales contra diez ex directivos por daños y perjuicios.
Todas estas medidas ejemplarizantes no han puesto fin a la labor de la Fiscalía de Fráncfort, que sigue investigando a 37 sospechosos, casi todos ex empleados de la compañía. También continúa la investigación en empresas de actividad asociada y paralela. La firma de ingeniería Lahmeyer de Hesse, una empresa asociada a Deutsche Bahn, ya ha tenido que pagar una multa de 600.000 euros.

Los paquetes ‘todo en uno’ no paran la caída de los grandes del móvil

Los paquetes de servicios de telecomunicaciones que venden conjuntamente telefonía fija, móvil e Internet no garantizan la fidelidad de los clientes del móvil. Ni tampoco disponer de una red propia Durante el pasado mes de abril, y por primera vez en la historia, los cuatro operadores con red (Movistar, Vodafone , Orange y Yoigo) perdieron abonados, casi 350.000 entre los cuatro. Por el contrario, los operadores sin red (conocidos como Operadores Móviles Virtuales), aquellos que usan una red ajena y revenden los servicios a sus abonados, fueron las únicas compañías que ganaron líneas (219.297).
El batacazo de los operadores con red fue histórico: Movistar perdió 214.059; Vodafone, 107.210; Orange, 15.467 y Yoigo, 12.307. En el otro lado, las ganancias estuvieron encabezadas por Jazztel y Ono.
La portabilidad móvil, el procedimiento que permite cambiar de compañía conservando el número, marcó de nuevo en abril un registro muy alto, con 560.361 intercambios, un 66,2% más que el mismo mes del año anterior. Abril es el quinto mes consecutivo con cifras de portabilidad que superan el medio millón de intercambios mensuales. En estos cinco últimos meses (diciembre-abril), casi 3 millones de clientes cambiaron de compañía.
Eso no impidió que el número de líneas móviles cayera en su conjunto en 129.746 líneas, de las que 52.764 eran datacards (máquinas y módem usb). Abril cerró con 52,05 millones de líneas móviles y una proporción de 112,7 líneas por cada 100 habitantes (si se computan líneas móviles y datacards).
En cuanto a las cifras de portabilidad por operadores, los ganadores también fueron los OMV, con un saldo neto favorable de 168.076 números; seguidos de Yoigo, con 4.639 portabilidades y Orange, con 3.555 números. Los operadores que obtuvieron un saldo negativo fueron Movistar (-91.351 números) y Vodafone (-84.919 números).

Banda ancha

La banda ancha añadió 42.550 líneas al mercado durante el mes de abril y mantuvo la tendencia positiva que registra este segmento durante los últimos meses. La captación de líneas estuvo liderada en este segmento también por los operadores alternativos, con 33.688 líneas, seguida de Telefónica que ganó 11.352 líneas. Los operadores de cable perdieron 2.490 líneas durante el mes.
Del total de nuevas líneas contratadas, 19.034 correspondieron a conexiones de Fibra hasta el Hogar (FTTH), que superaron las 400.000 conexiones. El número total de líneas de banda ancha en España alcanzó los 11,76 millones.
En abril, el total de líneas fijas disminuyó en 39.120 líneas, hasta los 18,99 millones de líneas. Este total representa un 2% menos que el mismo mes del año pasado. La portabilidad en redes fijas registró 186.237 intercambios, un 41,6% más que el volumen registrado en abril del año anterior