El Consejo Federal de Medicina (CFM) está indignado ante el anuncio de la presidenta Dilma de que el gobierno traerá seis mil médicos de Cuba y otros tantos de Portugal y de España, para trabajar en municipios carentes de profesionales de la salud.
También en Portugal y en España hay, como en cualquier país, médicos
de nivel técnico aceptable. España tiene el 7° mejor sistema de salud
del mundo y Portugal el 12°. En tierras lusitanas el 10% de los médicos
son extranjeros, incluyendo cubanos, incorporados desde el 2009.
Sometidos a exámenes, la mayoría obtuvo la aprobación, lo que llevó al
gobierno portugués a renovar su estadía en el 2012.
Nadie se opone a que el CFM someta a los médicos cubanos a un examen
(Reválida), igual que se hace con los brasileños, muchos de ellos
formados en facultades privadas que funcionan como auténticas máquinas
de hacer dinero.
El CFM reclama por la supuesta convalidación automática de los
diplomas de los médicos cubanos. En ningún momento ha sido eso lo que ha
defendido el gobierno. El ministro de Salud, señor Padilha, dejó claro
que pretende seguir criterios de igualdad y de responsabilidad
profesional.
La opinión del CFM importa menos que la de los habitantes del
interior y de las periferias de nuestro país, que tanto necesitan de
atención médica. Según estudios del mismo CFM, en conjunto con el
Consejo Regional de Medicina de São Paulo, sobre la “demografía médica
en el Brasil”, demuestran que en 2011 el Brasil
disponía de 1.8 médicos por cada mil habitantes. Tendríamos que
esperar hasta 2021 para que dicho índice llegue a 2.51/1000. Y según los
cálculos sólo en el 2050 tendremos 4.3/1000. Mientras que en Cuba hay
6.4 médicos por mil habitantes. Y en Argentina, en 2005, contaban con
más de 3/1000, índice que el Brasil alcanzará hasta el año 2031. De los
372 mil médicos registrados en el Brasil en el 2011, 209 mil se
concentraban en las regiones sur y sudeste, y poco más de 15 mil en la
región norte.
El gobierno federal está empeñado en mejorar esa distribución de
profesionales de la salud a través del Provab (Programa de Valorización
del Profesional de Atención Básica), ofreciendo un salario inicial de
US$ tres mil y puntos para mejorar en su carrera, para incentivarlos a
prestar sus servicios de atención primaria a la población de 1.407
municipios de todo el país. Ya se han inscrito más de 4 mil médicos en
este plan.
El senador Cristovam Buarque propone que los médicos formados en
universidades públicas, pagados con su, o mi, o nuestro dinero, trabajen
dos años en áreas carentes de servicio a fin de que sus hojas
profesionales sean reconocidas.
Si la medicina cubana es de mala calidad, ¿cómo se explica que la
salud en la isla esté, según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
con índices mucho mejores que la del Brasil e incluso se pueda comparar
con la de los EE.UU.?
El Brasil, antes de reclamar por medidas que beneficiarán al pueblo
más pobre, debiera mirarse en el espejo. Según la lista de la OMS
(datos de 2011), el mejor sistema del mundo en cuanto a salud es el de
Francia. Los EE.UU. ocupan el lugar 37; y Cuba el 39. El Brasil está en
el puesto ¡125!
Si no vienen médicos cubanos ¿qué se le diría al pueblo carente de
salud de nuestras periferias y del interior? ¿Qué soporte los dolores?
¿Qué muera de enfermedades fácilmente tratables? ¿Qué le pida a Dios el
milagro de la sanación?
Cuba es especialista en medicina preventiva y exporta médicos a 70 países. Gracias a esa solidaridad, la población de Haití
vio aminorado su sufrimiento causado por el terremoto de 2010, en tanto
que el Brasil envió militares. Cuba envió médicos entrenados para
actuar en condiciones precarias y en situaciones de emergencia. Un
médico cubano no vendrá al Brasil para ofrecer resonancia magnética o
tratar con medicina nuclear, sino a combatir parásitos y malaria,
diarrea y deshidratación, reduciendo la mortalidad infantil y materna,
aplicando vacunas, enseñando medidas preventivas, así como normas de
higiene.
La prestigiosa revista New England Journal of Medicine, en su
edición del 24 de enero de este año, elogió la medicina cubana, que ha
alcanzado las cuotas más altas de vacunación del mundo, “porque el
sistema no fue proyectado para que el consumidor escogiera o para
iniciativas individuales”. En otras palabras, no es el mercado el que
manda sino el derecho del ciudadano.
¿Por qué el CFM nunca ha reclamado por el excelente servicio prestado
a nuestro país por la Pastoral de la Niñez, a pesar de que ella dispone
de pocos recursos e improvise la formación de madres que atienden a la
niñez? La respuesta es sencilla: es bueno para una medicina cada vez más
mercantilizada, volcada más al lucro que a la salud, contar con el
trabajo altruista de la Pastoral de la Niñez. El temor es encarar la
competencia de médicos extranjeros.
Dios quiera que un día el Brasil pueda exponer en sus ciudades este lema que vi en una calle de La Habana: “Cada año mueren 80 mil niños en el mundo por enfermedades fácilmente tratables. Ninguno de ellos era cubano”.